Vida del Padre Joaquin Saenz y Arriaga

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Abbé Zins
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Re: Vida del Padre Joaquin Saenz y Arriaga

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Para uso del colegio adquirieron los jesuitas una camioneta en la que salían a pasear estos señores, con gran disgusto del padre Sáenz quien, informado de las críticas externas que se hacían a su amada Compañía, denunció al rector los hechos.

Ambos tuvieron acalorada discusión, sin resultados satisfactorios para alguno de los contendientes.

Don Joaquín pidió permiso, por teléfono, para ir a San Cayetano — seminario de la Orden en el Estado de México — para entrevistarse con el Padre Provincial.

El padre Palomera se enfureció aún más con la osadía del padre Sáenz, y optó ir con él. Al llegar a la oficina del padre Guerra, Provincial de la Compañía, Palomera se adelantó.

Don Joaquín comprendió la inoportunidad de aguardar en la antesala para ser recibido y dejó, para mejor ocasión, su propósito de dar a conocer al Provincial las graves anomalías que estaban sucediendo en Puebla.


No habría de presentársele tal ocasión, y los acontecimientos posteriores confirmaron sus recelos sobre la conducta de sus superiores, conducta que explicaría así más tarde :


"La Provincia de México ha estado gobernada últimamente por Superiores que se empeñan en considerar a sus súbditos como anormales mentales y en buscar en la psiquiatría el secreto de su gobierno.

Es el naturalismo (esta denuncia fue formulada en 1952, diez años antes de lo ocurrido en el convento de Lemercier, en Cuernavaca) que desconoce o se olvida de la fuerza de la gracia.

Naturalmente que las consecuencias que para los súbditos ha traído esta neurótica visión y actitud de los que tienen sobre ellos absolutos poderes, han sido y son muy variados : desde el abandono en sus enfermedades reales hasta el internado en sanatorios mentales, para ser ahí sujetados a tratamientos de resultados y licitud muy discutibles, como los electrochoques y los choques insulínicos. Y

o pregunto : ¿Puede un Superior, sin el consentimiento de los interesados, sujetarlos a estos inhumanos tratamientos, que pueden destruir totalmente la personalidad psíquica de los indefensos pacientes?"
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Abbé Zins
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Re: Vida del Padre Joaquin Saenz y Arriaga

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Joven seminarista en Barcelone 1923.
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Abbé Zins
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Dia de la ordinacion sacerdotal
entre Dr Francisco Orozco, Arzobispo de Guadalajara
y el Obispo de Tcambaro, Leopoldo Lara Torres
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Re: Vida del Padre Joaquin Saenz y Arriaga

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EL GOLPE DECISIVO



AL FINALIZAR el año escolar, organizó el padre Sáenz una excursión a Yucatán con un grupo de muchachos de la Congregación, de la que era, como apuntamos antes, el director.

En la ciudad de Mérida, el 23 de enero de 1952, volcó el automóvil en que viajaba con algunos de sus acompañantes.

El padre recibió un golpe en la cabeza y fisura en el pie derecho, que de inmediato le enyesaron. Sentía un fuerte dolor en la región lumbar que, de momento, no supieron diagnosticar.

El padre Palomera, al enterarse del accidente, se trasladó a Mérida. Don Joaquín se sintió un tanto liberado de su responsabilidad para con los jóvenes, especialmente de los que salieron lesionados.

Una vez informado de los pormenores del accidente, el padre Palomera pareció despreocuparse del problema y, sin tomar en consideración el estado físico del padre Sáenz, dispuso que éste regresara a Puebla, y él se dedicó a recorrer esa región rica en monumentos arqueológicos. Durante dos meses anduvo el rector visitando, dizque en plan de estudio, esos testimonios de cultura maya.

El padre Sáenz, sin saberlo, comenzaba su larga peregrinación por el camino del dolor, de la calumnia, de la humillación.

Mientras permaneció en Mérida no le faltaron visitantes afectuosos y la ayuda personal del arzobispo de Yucatán.
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Abbé Zins
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Re: Vida del Padre Joaquin Saenz y Arriaga

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Para su atención médica viajó en avión a Vera-cruz y de allí, en automóvil, a la ciudad de Puebla.

A las 5 de la madrugada del día 30 de enero se internó en el en el Hospital del Sagrado Corazón —calle Sur 13, número 1710—.

Allí quedó recluido sin inmediata atención médica hasta que sus amigos, la familia Conde, le llevaron al doctor Mendívil quien, a bordo de una ambulancia lo trasladó a la Cruz Roja para someterlo a riguroso examen médico.

Las radiografías que se le tomaron mostraban fractura usuraria en una vértebra de la columna. El doctor Rafael Mendívil Landa ordenó colocarle un corset ortopédico al paciente. El malestar intenso del trauma le llegó una semana después : náuseas, vértigos, dolores lumbares y otros síntomas de su deteriorado estado físico.


Pidió que el padre Manuel Figueroa, S. J., fuese a confesarlo, pero el rector negó su autorización :

"¿Qué podía esperar un jesuita de su madre la Compañía, si aún a la hora de la muerte, el Superior espiritual se negaba a acudir a su llamado?

— explicaría más tarde al Prepósito General, padre Tomás J. Travi —:

Para mí este fue el golpe decisivo
."
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Abbé Zins
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Re: Vida del Padre Joaquin Saenz y Arriaga

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Un día llegó el rector con una ambulancia para trasladarlo, sin previo aviso, a la ciudad de México.

"Yo reviví el tremendo trauma psíquico que había sufrido hace cuatro años — escribió después —, cuando, en idénticas circunstancias, una mañana llegó el padre Socio con una ambulancia, para sacarme del Sanatorio Español de esta capital, después de ponerme una inyección, y llevarme al manicomio del doctor Falcón, en donde tuve que sufrir los momentos más duros y angustiosos de mi vida.

Naturalmente que aquella reviviscencia provocó en mí una repugnancia incontrolable, que no era sino el instinto natural que todos tenemos de la propia defensa", " .. nadie puede comprender lo que significa la indescriptible tragedia de un sacerdote, consciente de sus actos, que es internado en una clínica mental entre dementes.

Es el derrumbe de su sacerdocio, de su apostolado, de su prestigio, de su familia, de su misma dignidad humana."
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Abbé Zins
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Re: Vida del Padre Joaquin Saenz y Arriaga

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El padre Sáenz afrontaba un grave conflicto de conciencia : no podía obedecer. El arzobispo de Puebla lo visitó y le ofreció intervenir con el rector del Instituto de Oriente.

Así lo hizo, pero nada consiguió. Palomera acusaba a don Joaquín de rebelión, cosa que hizo saber a la hermana del padre y a su amigo, don Angel Solana. Se negó a visitar al enfermo y le exigió perdón por escrito.

Al no conseguir el incondicional sometimiento del padre Sáenz, lo difamó afirmando que éste habíase aficionado a las drogas, cosa que, oportunamente, fue desmentida por médicos y enfermeras. Un nuevo corset, esta vez de yeso, inmovilizó y alivió en los días siguientes al enfermo, que no se libró de molestas recaídas. Al cabo de un mes, las radiografías mostraron que las fisuras habían cicatrizado "casi completamente".


El día 7 de abril salió del hospital y, por orden del padre Palomera, se trasladó a la ciudad de Tehuacán. Daba comienzo la semana santa. El padre Sáenz fue acogido en la casa de un exalumno suyo.

El día 11, viernes santo, pronunció un largo y emotivo sermón desde el púlpito del templo. Sus esfuerzos físicos distanciaban su recuperación, y un inesperado contratiempo quebrantó, aún más su estabilidad emocional.


El 27 de abril recibió, enviada por medio de un estudiante del Instituto de Oriente, carta del rector en la que le decía haber visto las radiografías ordenadas por el doctor Mendívil, y aunque advertía que había mejorado, no lo quería de regreso en el colegio :


"La Consulta de la casa es de parecer que V. R. no regrese a Puebla. Pedí su opinión a los miembros del Consejo de la Congregación y del « Centro Cultural ». Todos ellos juzgan de V. R. no debe volver a Puebla. Por tanto se ha determinado que V. R. no vuelva a Puebla y permanezca en Tehuacán hasta que reciba órdenes del R. P. Provincial (Roberto Guerra).

En vista de esto el R. P. Provincial ha designado con fecha 11 de abril (cuatro días después de la salida del padre Sáenz) como director del « Centro Cultural » y de la Congregación al padre Manuel Figueroa, al cual con fecha de hoy le di posesión de su cargo."
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Re: Vida del Padre Joaquin Saenz y Arriaga

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El temor a las denuncias formuladas contra el inepto rector por el padre Sáenz se hace evidente en la redacción de esta carta que contiene falsedades y equívocos.

Los miembros del Consejo de la Congregación y del Centro Cultural : el Prefecto, el Secretario, el Primer Asistente, el Segundo Asistente, el Tesorero y el Instructor de Aspirantes, "públicamente desmintieron esa calumniosa afirmación del señor rector (sobre la inconveniencia del regreso del padre Sáenz) y presentaron su renuncia, exponiendo la verdad de las cosas, en busca de justicia, entre las autoridades mediatas, como el Provincial, el arzobispo de Puebla y el arzobispo de México." 23

Resultaron infructuosas estas gestiones, que más sirvieron de acicate para consumar el inaudito rechazo al cumplido catedrático quien, el día 2 de mayo, obtuvo un certificado extendido por el doctor J. Antonio Salinas Falero, director del Sanatorio del Sagrado Corazón de Jesús —calle Reforma 302, Tehuacán, Pue.—, en el que se asienta que el padre Joaquín Sáenz Arriaga "presenta un proceso infeccioso hepato-vesicular, una colitis crónica y una lesión en la tercera vértebra lumbar", que le obligan a guardar reposo ya que su recuperación resultará lenta y prolongada.


23 Ibídem. Pág. 10.
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Abbé Zins
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Re: Vida del Padre Joaquin Saenz y Arriaga

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El Padre Provincial Roberto Guerra, S. J., le había escrito el día 29 al padre Sáenz testimoniándole la pena que le había causado conocer su deficiente salud cosa que, desde el punto de vista humano, era desalentador pero "a la luz de la fe, son una bendición de Dios" los males que sufrimos.

Le decía, además, que en cuanto se sintiese mejor se trasladase a la ciudad de Orizaba, Ver., "donde el padre Zaragoza lo recibirá con gusto y caridad que él acostumbra.

Como han surgido algunas dificultades para que vuelva n Puebla, no vaya allá hasta hablar conmigo. Salgo mañana Hacia el norte para volver el 1 de junio."



La suave melosidad del padre Guerra mal disimulaba su propósito de presionar al padre Sáenz para nulificarlo.

Las actividades futuras de la Compañía de Jesús estaban en pugna con el espíritu religioso de este sacerdote de vida rigurosa.
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Abbé Zins
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Re: Vida del Padre Joaquin Saenz y Arriaga

Message par Abbé Zins »

El padre Sáenz, dio amplia y clara, aunque comedida respuesta a la carta del Provincial :

comenzaba agradeciendo sus frases de conmiseración y recordaba que, a pesar de sus 36 años en la Compañía de Jesús, su carta no contenía palabra alguna die esperanza o fórmula de solución : sólo una orden que su estado de salud le impedía cumplir, pues estaba imposibilitado para valerse por sí mismo en su arreglo personal. Su traslado a Orizaba, según opinión médica, podía perjudicarle.

Lamentaba la inexplicable dureza empleada con él y le hacía notar que, sobre la caridad evangélica y el derecho natural, se habían impuesto las pasiones humanas que confunden el ejercicio de la autoridad con los intereses y las intrigas.

En la posdata, anticipándose a posible represalia, advertía a su reverencia que no aceptaría "caer de nuevo en manos de un psiquiatra".

El doctor Luis Sáenz, competente neurólogo, negaba que padeciese alguna deficiencia mental.

A don Joaquín no le quedaba más recurso que renunciar a la Sociedad de Jesús, ya que su permanencia en ella hablase hecho insostenible para él e inconveniente para los responsables de torcer el camino del instituto ignaciano.

La entereza y decisión del padre Sáenz, así como la irreductible ortodoxia de otros viejos jesuitas, eran un estorbo para realizar el cambio de estructuras eclesiásticas y políticas.

Eliminar a Sáenz y nulificar a los otros miembros de su generación y mentalidad, hechos a la obediencia, privados de influencia social, sería el principio del cambio, que posteriormente el Concilio Vaticano II habría de "legalizar".
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