Re: "SEDE VACANTE" del R.P. Joaquín Sáenz y Arriaga
Publié : dim. 06 oct. 2019 22:24
Mucho habría que decir sobre esta denominación y clasificación, que tienen evidentemente un sentido y un
origen comunizante, tendiendo a crear en nosotros un complejo de inferioridad y dependencia. Sin embargo,
hay pueblos materialmente ricos y desarrollados que espiritualmente son pueblos hambrientos y decadentes;
mientras que, por el contrario, hay pueblos pobres, que tienen, en su pobreza material, un rico caudal de vida
cristiana, de valores espirituales y culturales, que compensan con mucho su escasez de bienes materiales.
Este fenómeno se puede comprobar en las mismas comunidades religiosas: mientras hay en ellas pobreza y
espíritu de pobreza, hay observancia regular y virtudes sólidas de la vida cristiana; pero todo esto se pierde,
cuando la abundancia de los bienes materiales y la codicia de aumentarlos apaga en las almas la vida interior.
El comunismo explota la pobreza de los pueblos "subdesarrollados" para justificar su demagógica propaganda
y sus secretas y funestas infiltraciones, con las que va gestando la lucha de clases, las guerrillas, los odios
internacionales y las revoluciones sangrientas, por las que logra apoderarse del poder, y establecer, al fin, su
odiosa tiranía sobre los pueblos esclavizados.
Es un fenómeno curioso e innegable: hay más comunismo en los pueblos ricos, que en los pueblos pobres;
como hay más comunismo en las clases más cultivadas que en las clases ignorantes y menos preparadas.
Hay más comunismo en Italia, en Francia, en los Estados Unidos, que en los pueblos de América Latina, a pesar
de la promoción intensa que los curas extranjeros y los obispos, siguiendo las consignas de la "mafia" judía
han estado esparciendo en todas partes. En los pueblos ricos, la infección es interna; cunde insensible y
progresivamente y va estabilizándose en leyes y "estructuras sociales" que, destruyendo los derechos de los
individuos y paralizando la iniciativa privada, impone, al fin, el estatismo insaciable que no es sino el socialismo
y la esclavitud del Comunismo. En los pueblos subdesarrollados de América Latina el Comunismo ha sido
importado desde fuera, con dirigentes extranjeros y con dinero, mucho dinero, también extranjero.
Y, sin embargo, pese a que somos pueblos subdesarrollados; pese a que las infiltraciones han invadido las
esferas oficiales; pese a la libertad de las guerrillas; pese a la libertad que tiene la subversión y a las
restricciones, que tienen las defensas legítimas; pese a las facilidades que inundan a la "izquierda
comunistoide" en todos los medios de Comunicación social y las dificultades que se oponen a la "derecha", en
todas esas fuentes de información y propaganda, podemos decir que los "subdesarrollados pueblos de
América Latina" han estado dando la batalla con más vigor y con más éxito, que esos pueblos enriquecidos y
poderosos, que, en un gesto de compasión humana, quieren ahora estructurar nuestras instituciones políticas
y sociales.
No obstante las tangibles desigualdades sociales, consecuencia inevitable de las desigualdades individuales y
étnicas, el comunismo no brotó espontáneamente en nuestros pueblos latinoamericanos, ni encontró en ellos
el terreno propicio para arraigarse y crecer. Kerensky lo dijo: "El carácter independiente y la idiosincrasia de los
iberoamericanos están haciendo imposible —y lo harán en el futuro- la penetración comunista en el
Continente". Los casos trágicos de Cuba y Chile, los casos lamentables del comunismo oficial y descarado,
comprueban una vez más la experimentada verdad de otra afirmación del mismo Kerensky: "No es posible
establecer un régimen comunista sin terror". Sería, sin embargo, grave error y una falta de visión estratégica
pensar que nuestro carácter independiente y nuestra idiosincrasia son un preservativo seguro y una barrera
infranqueable contra los peligros que encierra el comunismo.
Hay, en nuestros días, gracias a la pastoral de conjunto del progresismo, un engaño lamentable y común, en el
que han incurrido aun las inteligencias superiores. El comunismo, dice, ya pasó a la historia. Ni en Rusia, ni en
la misma China hay un comunismo verdadero. Estamos superando esas crisis pasadas, y el mundo tiende
hacia una nueva estabilidad. Es indudable que en los cincuenta y tantos años, que tienen de vida la tiranía y la
expansión comunista, éstas han tenido diversas adaptaciones, según las circunstancias lo han requerido. No
estamos ya en los tiempos de los frentes populares, ni de las purgas de Stalin. Pero, no obstante esas
modificaciones sucesivas de táctica, el comunismo, —ya lo dijimos antes— no ha perdido, sino más bien ha
acrecentado su peligrosidad en la realización progresiva de sus programas conquistadores. La reciente
expulsión de la China Nacionalista de la ONU, para dar entrada a la China Comunista en esa asamblea, es
una prueba decisiva para comprobar la influencia de la "mafia", en todos esos movimientos de implantación
del comunismo.
¿Qué busca el comunismo? Después de las experiencias pasadas, ya nadie habla de establecer la dictadura
del proletariado. Se habla más bien de un mundo nuevo, de un humanismo integral, de una humanidad
homogenizada, en la que todos los pueblos y todos los individuos puedan gozar igualmente los bienes de este
mundo. Para la realización de estos bellos ideales es necesario que el individuo se sacrifique por la
colectividad y que, en el concierto armónico de los pueblos, todos tengan iguales derechos, iguales bienes,
iguales responsabilidades. Se impone una nueva estructuración del mundo, en la que todas las fuerzas
converjan para desterrar el hambre, las dolencias y las desigualdades sociales y raciales. Sólo el judaísmo
gozará el privilegio del dominio mundial.
Un programa tal, no podría llevarse a cabo con las viejas normas del derecho. El concepto mismo de la
propiedad privada, especialmente el de los medios de producción, está anticuado y es necesario eliminarlo o,
por lo menos, reducir su alcance y contenido. La evolución de los tiempos implica también la evolución de los
conceptos. El problema social es un problema económico y el problema económico sólo se resuelve con
dinero, con bienes materiales. De aquí la urgente necesidad de la socialización progresiva de todas las fuentes
de producción, para evitar que las riquezas caigan en unas pocas manos.
En la dialéctica comunista, todos los problemas del mundo gravitan sobre la economía de los individuos y de
los pueblos. La lucha permanente de los intereses materiales, que engendra las estructuras sociales, las
modifica, las suprime o las cambia, es el factor dinámico de incalculables potencialidades, que pone en
movimiento ascendente a la humanidad. Para el comunismo todo es economía, todo es la lucha por eliminar
las desigualdades sociales.
CONTINUARÁ...