Re: "SEDE VACANTE" del R.P. Joaquín Sáenz y Arriaga
Publié : lun. 29 avr. 2019 13:05
El padre Antonio Quintanar apoya su nueva ideología, su evolutiva vocación, no sólo en los "consejos" que recibiera de hombres eminentes, como su venerado Prelado, el ex-obispo de Zacatecas, Rovato Azcue, que, por su extraordinaria ciencia y experiencia tuvo que dimitir, dejar su obispado, tal vez no tan sólo para rectificar su ciencia teológica y sus inexperiencias en el gobierno de la diócesis, sino también para publicarlas en la concienzuda lectura de "publicaciones serias", como "INFORMACIONES CATÓLICAS INTERNACIONALES", el "aparato" informativo, montado por la judería internacional como una trinchera de avanzada, que pulveriza, durante estos tiempos de "evolución eclesial", la Iglesia Católica, echando por tierra y desacreditando todas las legítimas defensas de la Iglesia tradicional y difundiendo, por todo el mundo católico, especialmente el mundo clerical, las ideas más revolucionarias y anticatólicas, que los emboscados enemigos, como francotiradores, lanzan constantemente contra toda la doctrina inmutable de la Sagrada Escritura, de la Tradición y del Magisterio auténtico e infalible de la Iglesia de veinte siglos. No nos extraña, pues, el leer los desvaríos (alteraciones) teológicos, ascéticos, morales y disciplinares de que está plagado el escrito de Antonio Quintanar, con el que quiere justificar su traición al sacerdocio y sus bodas otoñales, ya que él es un monseñor bastante viejo, para andar jugando con cosas tan sagradas. Pero sigamos leyendo sus delirios, los cuales verdaderamente no tienen desperdicio...
"Por lo que acabo de decirles verán que el celibato es una ley de la Iglesia, no de Nuestro Señor Jesucristo. Es como la ley que teníamos antes para comulgar: estar en ayunas desde la media noche. Así como la Iglesia cambió ya esa ley y ahora podemos comulgar una hora después de haber comido, igual cosa puede suceder con el celibato: que haya sacerdotes célibes y casados".
"Pues bien, así como ahora 'ya nadie siente feo' porque comulga después de una hora de haber comido, llegará el día en que
veamos a "sacerdotes célibes y casados con la misma naturalidad, con que lo vieron los fieles de los primeros cuatro
siglos del cristianismo". Y, cuando la Santa Madre Iglesia ponga en los altares a un sacerdote casado, estará todo el mundo en
plena tranquilidad y se reirán entonces del 'escándalo' que hoy nos produce este hecho".
"Ustedes, como campesinos que son, en su inmensa mayoría, comprenden cómo San Isidro Labrador y su esposa Santa María de
la Cabeza fueron grandes santos y, por lo mismo, están en los altares. Y eran casados. Entenderán, pues, que si un labrador,
siendo casado, pudo ascender a los altares, ¿por qué no lo podrá un sacerdote? "
"Quizá diga alguien: 'Es que el que quiere pasar del celibato al matrimonio, puso la mano en el arado y volvió atrás', como
dice Nuestro Señor Jesucristo. Eso sería pensar conforme a un concepto de vocación ya superado. Según las actuales corrientes, un cambio de rumbo es natural y podrá haber sacerdotes que, ya desde su ordenación, determinen que se consagrarán al ministerio por algún tiempo: veinte años, quince, etc."
"De la misma manera, nada hay que se oponga a que, en el diálogo constante del sacerdote con Dios, éste le pida una realización
tal que, de acuerdo con las exigencias de los tiempos, haya una nueva entrega para servicio del prójimo, dentro del matrimonio, la
que bien pudiera ser más ardua y exigir mayores sacrificios, como me pasa a mí ahora".
"Pero, debo decirles la verdad completa, porque es peor decir una verdad a medias, que lanzar un error. Como suele decirse: 'El
que quiera saber lo que es una verdad a medias, que empiece el Credo por Poncio Pilatos . En efecto, resultaría que Poncio
Pilatos fue crucificado, muerto y sepultado... Por esto debo decirles mi verdad toda entera, completísima. Si no fuera por esto que
les voy a decir, no habría tenido fuerzas para enfrentarme a este problema tan trascendental, ni hubiera podido afrontar el pavor al
escándalo de que hablé antes"
"Lo razón fundamental que me ha empujado es mi amor a la Iglesia: yo estoy plenamente convencido de que los sacerdotes casados son parte de la solución a los gravísimos problemas que presentará a la Iglesia un mundo superindustrializado y que, si casos como éste mío se multiplicaran, precipitarían el momento de un cambio en la estructura, forjada hace dieciséis siglos, es decir, decidirá a la Santa Madre Iglesia a tener las dos clases de sacerdocio.
Pero, yo no sería plenamente sincero, si nos les dijera que en mi determinación han influido dos elementos: uno humano, muy
personal; otro, el bien de la Iglesia del que hablé antes. El elemento humano a que quiero referirme es el de que la felicidad, que he
gozado en el ejercicio de mi sacerdocio podré seguir disfrutándola plenamente en el matrimonio. Sin este elemento, el de ser feliz,
no hubiera iniciado mi camino por esta determinación; pero a la vez no lo hubiera podido proseguir si no viera en ella algo que
beneficiará a la Iglesia. Pero quede bien claro que este elemento, el bien de la Iglesia, fue el que definitivamente me impulsó a
tomar esta determinación, costárame lo que pudiera costarme".
SIGUE...






