Re: "SEDE VACANTE" del R.P. Joaquín Sáenz y Arriaga
Publié : mer. 05 déc. 2018 22:11
¡El Papa dispensa! ¡El Papa da el permiso! ¡La Congregación de la Doctrina de la Fe ha autorizado ya a los
obispos y a las Conferencias Episcopales el facilitar y abreviar los expedientes para reducir los clérigos
insatisfechos al estado laical, con las necesarias dispensas, para que esos sacerdotes puedan casarse; y no
se dan cuenta que todas esas facilidades son una complicidad con el pecado, un aliciente a la tentación del
pobre sacerdote, que nunca debería olvidar que su carácter sacerdotal es indeleble!
No menos dura es la carta de Coluccio Salutato: "¿Quién no ve -escribe a los cardenales— que vosotros no
buscabais un verdadero papa, sino tan sólo un francés..." "Fue malo el que por miedo hayáis elegido al Sumo
Pontífice; peor el haber confirmado lo que hicisteis; pero pésimo el que después de todo le hayáis prestado la
debida reverencia, confirmando así vuestra elección pasada. Fue torpe el presentarlo a los fieles al que no era
verdadero Pontífice, como Vicario de Cristo; anunciarlo con cartas, mayor torpeza; pero torpeza suma, ocultar
por tanto tiempo la verdad. Fue peligroso hacer sentar en la Sede a aquél que no había entrado por la puerta;
más peligroso tolerar por tanto tiempo al intruso, pero el sumo peligro está en oponer ahora un Pontífice a otro
Pontífice".
También estas palabras de Salutato, mutatis mutandis, (cambiando las circunstancias de asuntos, tiempos, lugares y
personas) podrían dirigirse a nuestros jerarcas, que tomaron parte en el Vaticano II y que han seguido
aceptando después los cambios continuos de la Iglesia, olvidados de que una cosa es el progreso, in
aedificationem Corporis Christi y otra cosa muy distinta el pretender hacer la religión como algo evolutivo,
inestable y variable. Si se combina con la idea de la evolución universal se puede llegar a sistemas, más o
menos coherentes, tales como el monista materialista de Haeckel o el teológico-lírico de Teilhard de Chardin;
pero la doctrina de Cristo, la Verdad Revelada, perdida su estabilidad inconmovible, pasaría a ser una mera
elucubración de la mente humana, que huye de Dios y de la verdad.
Fue malo el aceptar, ya desde los comienzos del Concilio, la idea de un Concilio, cuyos resultados se preveían
y con temor se esperaban; fue peor el haber rechazado el esquema, debidamente preparado por los teólogos
del Santo Oficio; pero fue pésimo el dejar en manos de los llamados "expertos" la dirección equívoca, que
desde el principio asumió el Concilio Pastoral. Fue torpe el querer abarcar en tan poco tiempo los ingentes
proyectos propuestos por los "expertos"; fue mayor torpeza el asumir, desde los principios, esa actitud de
"ecumenismo", de transacción, de componendas; pero, suma torpeza fue el atreverse a tocar lo que era ya
intangible, lo que la voz infalible del Magisterio había ya antes definido. Fue peligroso el invitar a los
"observadores" de otras religiones, que ciertamente no mostraban estar convencidos de sus errores y herejías;
más peligroso colocar a la Iglesia Católica al nivel de las otras sectas que se dicen cristianas; pero el sumo
peligro estuvo y está en querer rectificar ahora las condenaciones definitivas de Concilios anteriores, para
facilitar así, no la verdadera unión, sino un sincretismo religioso, que necesariamente acabará con destruir
todas las creencias.
SIGUE...